Las fiestas que durante todo el año celebra Ibi son variadas y divertidas. Desde enero hasta diciembre cualquier ibense y visitante puede sumarse a tan singulares festejos. Las Fiestas de Invierno, más conocidas como de “Santa Llúcia i Nadal”, celebradas entre diciembre y enero, y con carácter folclórico y tradicional, son conocidas por la proclamación del los reyes de las danzas y el resto de bailadores que durante unos días deleitarán al público con las danzas típicas del pueblo, sus pregones, los “bandos”, “els bons díes”,... dando al invierno un cálido ambiente festivo.
El segundo sábado de diciembre se lleva a cabo “el Bateig de Santa Llúcia” y es el día 28, sin duda, la eclosión de la fiesta; el conocido como día de los Santos Inocentes que adquiere en Ibi especial singularidad: “Els Enfarinats” toman la ciudad bajo el lema “justicia nova” y durante un día son la voz y mando del pueblo ambientando las calles con los bailadores, la rondalla, la xaramita y el tabal.
El 28 de diciembre se celebra la fiesta de "Los Enharinados" ("Els Enfarinats") , en la que, a golpe de petardos y harina, los insurgentes consiguen rendir a la población bajo su mandato. El nuevo alcalde de los “enharinados” toma la vara de mando ficticio de manos del alcalde de la localidad. Tras la toma de posesión simbólica del nuevo Gobierno local de Els Enfarinats, el nuevo orden se impone en Ibi a golpe de escaramuzas y batallas de huevos, harina y cohetes borrachos.
Hacia el mediodía, el absurdo y las excentricidades de este grupo de hombres ataviados con las más estrafalarias vestimentas, se extiende por todo el centro urbano de la localidad juguetera donde, por un solo día, campan a sus anchas, tendiendo emboscadas y enfrentándose a la oposición en una batalla épica, que se repite todos los años, y a la que están expuestos no sólo los milicianos de los enharinados ('enfarinats'), sino también los viandantes que inocentemente cruzan los dominios de los golpistas. Los ciudadanos que se atreven a cruzar por la plaza de la Iglesia, cuartel general de los enfarinats, y osan incumplir sus disparatadas órdenes, acaban rebozados en harina y huevo.
El centro urbano de Ibi se cubre de una gran nube blanca en la que apenas se puede vislumbrar a los protagonistas, que despliegan todos sus efectivos bélicos y toman la plaza de la Iglesia, último bastión en el que se decide la batalla con "cohetes borrachos". Al final de la "encarnizada" lucha, la oposición se doblega a los invasores, ante cuyo avance no tiene más remedio que replegarse en las escalinatas de la iglesia de la Transfiguración del Señor. El final de la batalla viene precedido por la anunciada derrota de la oposición que, finalmente, se rinde ante la superioridad de los "enharinados", sin que haya que lamentar bajas en ninguno de los dos bandos. Con la rendición de la oposición, llega el armisticio por el que se unen los dos bandos enfrentados y unidos, al fin, por una causa común: recaudar fondos para el asilo de ancianos San Joaquín de Ibi. La recaudación del "impuesto revolucionario" se realiza entre los establecimientos comerciales de la localidad. Por este motivo, según el alguacil de los "enharinados", "la gente paga las multas con mucho gusto".
La jornada finalizará con la "danza", en las que participarán mujeres vestidas con lujosos trajes, hombres cubiertos con elegantes capas, y otros peculiares personajes conocidos como "eLS tAPATS (Los Tapados), que van disfrazados de las formas más variopintas y cubiertos con capa y máscaras. La danza se iniciará tras recibir el permiso del alcalde de los enfarinats, en el último acto de su mandato, por la noche tiene lugar en el Pabellón del Polideportivo el "Ball del Virrei" (Baile del Virrey) en el que se representan los bailes regionales y que tendrá un segundo acto también el día 30 de diciembre. Las fiestas de invierno de Ibi tienen muchos más protagonistas como son els fadrins, els casats y els amantats.
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