La Abubilla
Factores de amenaza
Varios estudios han tratado de determinar cuáles han sido las causas del descenso poblacional registrado en Europa. Trabajando con una población española en buen estado situada en Extremadura, Rehsteiner (1996) determinó los elementos del paisaje que eran responsables de la presencia de territorios de nidificación, encontrando que era la presencia de cuatro tipos de elementos: edificios, muros, árboles y postes, lo que de forma acumulativa mejor explicaba que hubiera abubillas en una parcela, siendo la presencia de un edificio el elemento más común a los territorios ocupados (96 % de los territorios). La interpretación de este autor es que la abubilla es capaz de utilizar hábitats con la condición de que exista al menos un tipo de elemento que pueda servir para ubicar el nido, por lo que cuestiona que el descenso de las poblaciones centro europeas se deba a la ausencia de sitios de nidificación causada por la desaparición de los árboles grandes. Sin embargo, en la principal población del suroeste Suizo, se ha sugerido que la ausencia de sitios de nidificación en las planicies cultivadas, donde el alimento era más abundante que en los terrenos montañosos adyacentes, limitaba el crecimiento de esta reducida población (Arlettaz et al., 2000; Fournier y Arlettaz, 2001). Un programa de instalación de cajas nido para favorecer a esta población de hecho se tradujo en un progresivo aumento de su tamaño, de 20 nidadas a 118 en 6 años hasta estabilizarse a partir de ese momento (Arlettaz et al., 2010).
La intensificación de la agricultura le afecta negativamente si implica la desaparición de los árboles, y sobre todo de los barbechos sin roturar. Al depender en gran medida de los insectos para su alimentación, el uso masivo de insecticidas en las áreas agrícolas o forestales también puede afectarla negativamente, siendo muy evidente el aumento de población en periodos con picos de abundancia de insectos plaga como ortópteros en dehesas cerealistas o procesionaria del pino en pinares abiertos, y su descenso cuando esta fuente de alimento escasea
(Barbaro et al., 2008), o incluso la completa desaparición de la especie de algunas localidades cuando se han erradicado dichos insectos por medio de tratamientos masivos con insecticidas (observación personal). La alteración del hábitat causada por la intensificación de la agricultura se sugiere como un factor que ha influido negativamente en las poblaciones de abubilla en Europa (Hagemeijer y Blair, 1997), sin embargo las del margen noroccidental del área de distribución parecen además estar reguladas de manera drástica por la climatología. En la población Suiza se ha comprobado que en los días fríos y/o con lluvia disminuye de manera muy notable el aporte de alimento al nido, lo que hace que en las temporadas lluviosas, el éxito reproductor sea menor que en años de climatología más benigna, lo que en parte explicaría las fluctuaciones del tamaño poblacional y del rango ocupado por la especie en la Europa central y noroccidental (Arlettaz et al., 2010).
Al ser una especie beneficiosa para la agricultura, por consumir gran cantidad de insectos fitófagos, no ha sido perseguida por los agricultores, y la fama de animal pestilente y el mal sabor de su carne (Gotmark, 1994) han evitado que sea una pieza de caza, por lo que su interacción directa con el hombre no le ha perjudicado en Europa. Sin embargo es perseguida en algunos países africanos a causa de supersticiones que le asignan propiedades curativas, así está entre las 19 especies de aves más comercializadas en África, siendo común su venta en 3 de 7 países estudiados (Williams et al., 2013).