Ánade azulón
(Anas platyrhynchos)
Esta anátida de amplia distribución mundial es también la más común en nuestro país, donde cuenta con una numerosa población de individuos reproductores, a los que se unen importantes efectivos procedentes de otros países europeos durante la invernada. Se trata de un pato generalista, capaz de instalarse en una gran variedad de humedales, desde embalses o marismas hasta estanques en parques o jardines.
Dónde vive
En el mundo
El área de distribución de esta anátida se extiende por casi todo el Holártico, a lo largo de una amplia franja que ocupa Europa, buena parte de Asia y Norteamérica, con algunos enclaves en el norte de África. Existen poblaciones introducidas en el sureste de Australia y Nueva Zelanda.
En España
Nuestro país cuenta con una importante población reproductora de ánade azulón, perteneciente a la subespecie platyrhynchos, que se distribuye por buena parte de la Península —aunque escasea en el sureste árido y en algunos puntos del interior— y Baleares. Falta en Canarias, Ceuta y Melilla. A los ejemplares residentes se une durante la invernada un número muy abundante, aunque variable de unas temporadas a otras, de individuos migradores. Algunos humedales peninsulares, como el delta del Ebro, los aiguamolls de l’Empordà o las Vegas Altas del Guadiana, se constituyen en las principales áreas de invernada para la especie en nuestro país, ya que albergan en esta época importantes efectivos de azulones, procedentes sobre todo de Europa central, islas Británicas y Escandinavia.
Desplazamientos
A lo largo de su extensa área de distribución, la especie muestra un comportamiento migratorio variable de unas regiones a otras. Así, las poblaciones del norte y centro de Europa, al igual que las siberianas, efectúan movimientos migratorios de largo alcance, en tanto que las del sur y oeste de Europa se muestran básicamente sedentarias, aunque pueden realizar cortos desplazamientos dispersivos ante condiciones ambientales desfavorables. La llegada de invernantes a nuestro país tiene lugar en el mes de septiembre y alcanza su punto máximo entre diciembre y enero. El retorno a las áreas de cría se produce sobre el mes de abril.
Identificación
En el plumaje del macho de ánade azulón destaca el color verde brillante con irisaciones que presenta en cabeza y cuello. Un estrecho collar blanco separa a este del pecho, que es castaño. El dorso es parduzco; las partes ventrales, grises, y la popa, de color negro, resalta sobre los extremos blancos de las rectrices. El pico es amarillo con la uña negra, en tanto que las patas poseen una coloración anaranjada. Como rasgos característicos en el diseño de este ánade destacan, por un lado, las dos plumas negras y rizadas que presenta sobre la cola y, por otro, el espejuelo, de una tonalidad azul violácea —de ahí su denominación de azulón—, muy patente en vuelo . Como ocurre con la mayoría de las anátidas, esta especie presenta un acusado dimorfismo sexual. En este caso, las hembras tienen un tamaño algo menor que el del macho y son muy crípticas , con un plumaje parduzco moteado en el que tan solo resalta el espejuelo, del mismo color que en el macho. Los jóvenes muestran gran parecido con las hembras, si bien la tonalidad general es algo rojiza.
Cómo vive
Hábitat
Ave extraordinariamente generalista en lo que a sus necesidades ambientales se refiere, el ánade azulón frecuenta zonas húmedas de todo tipo, como cursos lentos de agua, marismas, lagunas, embalses e incluso charcas estacionales o estanques en parques y jardines. En todo caso, muestra preferencia por aguas someras o poco profundas, en las que, por sus hábitos gregarios, se concentra en grupos de tamaño variable.
Alimentación
Esta anátida revela una gran flexibilidad a la hora de alimentarse, de manera que, aunque su principal aporte alimentario lo constituyen las plantas acuáticas, no duda en ingerir insectos, gusanos, moluscos o pequeños peces. Frecuenta también praderas, campos de cereal y dehesas de encina, para alimentarse de hierba, brotes de siembras y bellotas.
Desplazamientos
A lo largo de su extensa área de distribución, la especie muestra un comportamiento migratorio variable de unas regiones a otras. Así, las poblaciones del norte y centro de Europa, al igual que las siberianas, efectúan movimientos migratorios de largo alcance, en tanto que las del sur y oeste de Europa se muestran básicamente sedentarias, aunque pueden realizar cortos desplazamientos dispersivos ante condiciones ambientales desfavorables. La llegada de invernantes a nuestro país tiene lugar en el mes de septiembre y alcanza su punto máximo entre diciembre y enero. El retorno a las áreas de cría se produce sobre el mes de abril.
Reproducción
Normalmente, durante el mes de febrero tiene lugar un vistoso cortejo nupcial, caracterizado por un complejo despliegue de posturas, batir de alas, giros y sacudidas de la cabeza, estiramiento de la cola y golpeteo del agua con el pico, todo ello acompañado de silbidos y graznidos. Una vez formada la pareja, la hembra se dedica al acondicionamiento de una somera construcción a base de ramitas y revestida de hierba, hojas y abundante plumón. Los nidos se sitúan generalmente en una depresión oculta entre la vegetación palustre o al amparo de algún matorral, aunque a veces pueden localizarse en zonas alejadas del agua, como resquicios de las rocas, huecos en los árboles o campos de cereal. Cuando el nido está a punto, la hembra deposita en él entre 7 y 13 huevos, cuya coloración varía entre verdosa, beis y azulada. Aunque la puesta se realiza a razón de un huevo por día, hasta que esta no se completa la hembra no comienza la incubación —que dura entre 27 y 28 días—, con lo 4 que la eclosión es simultánea. Los pollos, que nacen cubiertos de un suave plumón oscuro con manchas amarillentas, son capaces de nadar y bucear a las pocas horas de vida y desde ese momento siguen a su madre en busca de alimento. Cuando cuentan con 50-60 días, pueden volar.
Fuente: SEO/BIRD