10 de febrero de 2016

El Premio Goya llega a Novelda gracias al mejor documental: "Sueños de sal"

La producción documental, rodada con fondos privados y fines benéficos, se convierte en la película reivindicativa de los Goya.


Noche de Premios Goya con sabor noveldero. El documental ‘Sueños de Sal’, rodado íntegramente en Novelda era galardonado la noche de ayer con el Goya a la Mejor Película Documental.


 "Sueños de Sal" Goya a la Mejor Película Documental


Dirigido por Alfredo Navarro y producido por Jesús Navarro, narra la historia de cuatro personas que han luchado por conseguir sus sueños a pesar de las dificultades y gira en torno al espíritu de superación cuando parece que todo está perdido.

Este documental, además, es a beneficio de Cruz Roja y Cáritas.

Alfredo Navarro se formó como técnico superior en realización de audiovisuales y espectáculos en el IES Luis García Berlanga de San Juan de Alicante, formación que completó en la Escuela de cine TAI de Madrid donde se especializó en Dirección cinematográfica y realización en televisión. Ha trabajado para numerosas productoras desempeñando cargos de director y guionista en publicidad, videoclips musicales, documentales, cine y televisión.





El productor ejecutivo y responsable de la idea original del documental 'Sueños de sal', Jesús Navarro Alberola, se ha reunido este martes 9 de febrero con el presidente de Cruz Roja Española, Javier Senent, y otros miembros de la organización, para mostrarles el Premio Goya conseguido al Mejor Documental el pasado sábado, según informa la productora del largometraje, Condimenta Films.

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Sinopsis:

SUEÑOS DE SAL

El lugar en el que vivo, Novelda, una ciudad de la provincia de Alicante especialmente azotada por la crisis, se ha convertido en las últimas semanas en tierra de promisión, en espacio privilegiado para la alegría y la ilusión colectivas. Y todo eso ha sido posible gracias al cine, a una película titulada Sueños de sal. Permítanme que les cuente esta historia, que es también nuestra historia (la de la gente que vive en Novelda) y, en cierta medida, mi historia, ya que he formado parte del equipo de rodaje, donde he jugado un muy modesto papel. No será esta, por tanto, una crítica al uso, pero tratará de ajustarse a los rigores del análisis y del ejercicio crítico.

El pasado 19 de septiembre Novelda vivió una jornada particular, ya que alrededor de 4500 personas se desplazaron hasta la explanada del santuario de Santa María Magdalena para asistir al preestreno de Sueños de sal, un proyecto que ha tardado dos años en materializarse y que ha implicado a mucha gente del pueblo. Pocos días después, la película se estrenó en cines de Alicante (Novelda, como tantos otros lugares, se ha quedado sin salas comerciales) y en su primer fin de semana tuvo una extraordinaria acogida de público, lo que la convirtió en la tercera película más vista de esa semana en Alicante. Era, y es, porque todavía sigue en cartel, el triunfo de un pueblo que redescubría el cine al reconocer los espacios y las geografías de la película e identificarse con algunos de los protagonistas.

En principio, Sueños de sal era el proyecto personal de un conocido empresario noveldense, Jesús Navarro Alberola (Carmencita), que quería realizar una obra de carácter audiovisual con el tema de la crisis de trasfondo y la ciudad de Novelda como protagonista. En septiembre de 2013 reunió a un grupo de colaboradores bastante amplio y lanzó ese reto, que ha ido convirtiéndose en realidad gracias a la implicación de un equipo capitaneado por Alfredo Navarro, que se ha encargado de la dirección y de la fotografía, y en el que han jugado un papel fundamental Juan Carlos Escandell como director de producción y Óscar Navarro como autor de la banda sonora original y del tema principal que da título al film.

En sus inicios, Sueños de sal aspiraba a convertirse en un cortometraje documental, pero, por el camino, el volumen del material rodado y las historias individuales de los protagonistas parecían trascender esos límites y fue necesario transformar el proyecto en un largometraje. Y aquí es donde aparece el tema de la adscripción genérica de Sueños de sal. Se ha hablado de la película en términos de largometraje documental, pero no se trata de un documental al uso en el que se recurra a los procedimientos habituales del género, ya que muchos de los recursos empleados por el director beben directamente de la ficción cinematográfica, de ahí que a veces se haya preferido hablar de docudrama, en la línea de títulos como El desencanto (Jaime Chavarri, 1976) o Después de tantos años (Ricardo Franco, 1994).


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