4 de marzo de 2013

Exposición colectiva de EDA, con el título “Las mujeres también pintamos” en Aspe.

Inauguración de la exposición colectiva con el título “Las mujeres también pintamos”, por el alcalde de la localidad y la concejal de cultura. 
El Ayuntamiento ofreció un vino de honor a todos los asistentes.

Momento de la Inauguración donde Consuelo Giner, presidenta de EDA (Espejo De Alicante) tomó la palabra.




Por la mañana antes de la exposición, fuimos recibidos por un historiador local en la plaza de la Villa de Aspe. Una visita muy amena por el casco amtiguo de la localidad, mostrandos las murallas de los torreones de las antiguas fortificaciones de "Asp" y reflejadas en su escudo.
Arriba de la fachada del mercado de abasto se ve perfectamente el escudo.

Historia del municipio

La situación geográfica de Aspe, emplazado en el centro del corredor natural del Vinalopó, influyó decisivamente en su origen. El primer asentamiento humano del que tenemos noticias se remonta a los restos paleolíticos encontrados en la "Cueva del Roll", aunque es durante la Edad del Bronce en la que se constata un notable aumento de la densidad de población. De esta época datan los hallazgos del Tabayá y Murón de La Horna. Del período tardorromano o mejor alto medieval, tenemos una necrópolis excavada en "Vistalegre", con hallazgos de presentes funerarios en 63 tumbas.

Con la ocupación musulmana en el siglo VII, Aspe pasa a formar parte de la provincia musulmana conocida como Cora de Tudmir. En el siglo XI nuestra población pasa el reino Taifa de Denia y es cuando aparece el nombre de "Asf", citado por primera vez por el geógrafo árabe Al-Udri, formando parte como alquería en el itinerario de Murcia a Valencia. Los árabes, quienes ocuparon lo que se ha conocido durante siglos como "El Azp Viejo", proyectan su cultura, religión, etc., fundando "El Aspe Nuevo". Canalizaron para el riego de sus huertas las aguas que discurrían libremente por el río Tarafa, que fueron encauzadas desde las cotas de nivel más altas creando una huerta fértil, regada por las acequias Aljau y Fauquí, cuyos nombres perduran todavía.

Sigue aquí...............