25 de marzo de 2013

Procesion de las Turbas, en Cuenca


LA PROCESIÓN DE LAS TURBAS DE CUENCA



En el amanecer del Viernes Santo en Cuenca, cuando las primeras luces asoman por los cerros cercanos, miles de nazarenos, se apresuran a vivir y participar en la celebración mas arraigada y conocida de la Semana Santa conquense. A las 5:30 de la mañana, comienza la procesión “Camino del Calvario”. Un Calvario muy particular, de calles empinadas, en el que la gente de Cuenca, desborda pasión, y emoción, porque Jesús va a ser Crucificado.  Son las llamadas Turbas, seguidas por las hermandades de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Salvador, San Juan Evangelista, y Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín que junto a sus pasos, ofrecen al espectador momentos tan únicos y tan distintos, como el más absoluto silencio y respeto cuando la imagen de la Virgen desfila, o el estruendo de tambores y clarines de la turba, que encabeza el desfile.

Las Turbas, es la procesión con más matices, de la Semana Santa conquense. Miles de nazarenos, vestidos con los trajes de sus hermandades, en un escenario multicolor, escenifican mediante clarines desafinados, y roncos tambores, las burlas que Jesús sufrió camino de su crucifixión. Son burlas relativas, pues son meros sonidos, ritmos de tambor, los que transmiten con el máximo de respeto y devoción, sentimientos internos inexplicables, que año tras año desde tiempos desconocidos, celebran y viven las gentes de Cuenca.

Las Turbas, no tienen bien definido su origen, pues existen diversos estudios sobre el tema. Unos lo relacionan con un motín llamado del Tío Corujo, en el que grupos de personas, a causa de la subida del pan, sacaron tambores y cornetas, de una iglesia cercana, y vestidos con túnicas de Semana Santa, recorrieron la ciudad con gran escándalo. Otra de las versiones apunta, a que fue una posible diferencia de clases,  la que llevó a  que un determinado grupo de nazarenos, pertenecientes a familias de bajo estatus social,  protestase mientras desfilaba la procesión del viernes santo, asomando por las calles adyacentes con tambores y clarines, haciéndolos sonar con gran estruendo, para protestar por la prohibición de que estas, no pudieran desfilar en tan solemne procesión. 

De cualquiera de las formas, los orígenes son solamente un punto de partida de lo que en la actualidad se celebra. Mas de un lector puede verse escandalizado por expresiones como que las Turbas se burlan de Jesús. Pero nada mas lejos de la realidad, pues como hemos explicado, no existe ninguna expresión mal sonante, ni gesto de desprecio. Los gritos y posibles insultos de aquellos judíos que acompañaron a Jesús camino de su muerte, son sustituidos por sonidos peculiares, mezcla de toques de tambor y clarín desafinado, lo que en Cuenca es conocido por “palillás y clarinás”. Todo ello da como resultado un impresionante conjunto de colores, sonidos y sobre todo sentimientos, que al espectador ocasional resultara tremendamente espectacular.