24 de julio de 2013

La lengua de Cervantes

Reproduzco esta anécdota que me llegó sin fuente ni autor a través de un correo electrónico. Si alguien conoce la fuente, le agradeceré el dato para actualizar el artículo. Gracias a Francine por esta maravillosa historia.
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Esta anécdota la protagonizó un hombre muy diferente. El humorista, periodista, político, senador y sobre todo un gran humanista brasileño, Aparicio Torelly Aporelly, más conocido en su patria como El Barón de Itararé, (1895-1971).
Cuando joven, este Barón de Itararé cometió el error de estudiar medicina, por complacer a su familia. Pero esos estudios terminaron cuando ocurrió lo siguiente, lo cual es absolutamente cierto.
Un día un profesor que lo detestaba por sus bromas, le preguntó:
—Torelly, ¿cuántos riñones tenemos?
Aparicio le respondió con una sonrisa:
—¡Cuatro!
—¿Cuatro? –dijo incrédulo el profesor.
Y para saborear su victoria le dice a su ayudante:
—Traiga pasto, porque tenemos un burro en la sala de clases.
Pero el insolente alumno tampoco se quedó callado:
—Y a mí que me traiga un café.
El catedrático, furioso, lo expulsó del aula para siempre. Aparicio Torelly, agarró sus libros sin enojarse y cuando ya iba para afuera se dio vuelta y, con su eterna sonrisa, dijo bien fuerte:
—Usted me preguntó cuántos riñones tenemos. Tenemos es la primera persona plural del verbo tener. Y nosotros tenemos cuatro riñones, dos usted y dos yo. Hasta luego, que le aproveche el zacate.





Aunque el barón de Itararé se dio cuenta a tiempo de que la medicina no era para él, se fue dejando en claro que para triunfar en la vida no basta con ser experto en un tema: también hay que saber expresarse con corrección.



 "La vida exige mucha más comprensión que conocimiento. A veces, las personas, por tener un poco más de conocimiento, o ‘creer’ que lo tienen, se sienten con derecho de subestimar, e incluso vejar a los demás..."
Anónimo