Podemos mencionar, para ejemplificar lo anterior, el caso de Irak: Como se nos dijo hasta la saciedad que las causas para llevar la guerra a Irak eran que este país había participado en el ataque a las torres gemelas, lo cual nunca fue cierto, pues la misma CIA demostró que no era cierto y más bien argumento que Sadam Hussein era un enemigo a muerte de una de sus creaciones favoritas: Bin Laden y Al Qaeda.
Después se nos mintió de nuevo diciéndonos que el problema era que Irak tenía armas de destrucción masiva, lo cual también era mentira, pues la comisión de la ONU en innumerables inspecciones nunca encontró ningún tipo de armamento de destrucción masivo y la exposición tragi-ridícula que hizo Colin Powell en la ONU de no ser por los resultados que trajo, la justificación para la guerra en Irak y Afganistán y el mas del millón de asesinados que van hasta la fecha, hubiese sido un chiste de pésimo mal gusto.
Pero el tsunami de la mentira no solo hace presencia en sus hijos naturales: los grandes medios de comunicación-domesticación y los gobiernos neoliberales, sino también invade a los entes legitimadores del sistema de dominación capitalista, habiéndole tocado el turno a los que deciden otorgar el premio Nobel de la paz, el más importante de los cincos galardones Nóbel que se le otorga a una persona o institución, y por ende es la distinción internacional más influyente y valorada con un "prestigio" planetario dentro del sistema capitalista. Es en ese contrasentido-donde las mentiras son la verdad-, alimentado por el doble discurso capitalista, es que se explica que Barack Obama, el presidente del Imperio militar (y criminal) más poderoso de la historia, haya sido premiado y erigido como el representante universal de la paz, sin tomar para en nada en cuenta la realidad de guerra en que había estado y está envuelto el gobierno de las trasnacionales de EEUU.
Hacer esta entrega a Barak Obama, quien fue el director ejecutivo del golpe de estado nada pacífico en Honduras, es una burda contradicción, algo que tampoco es extraño pues en 1973 se lo habían entregado al asesino nazi-sionista Henry Kissinger, uno de los dirigentes del golpe de estado en Chile en 1973 y certeramente definido por Gore Vidal como uno de los mayores criminales de guerra que anda suelto por el mundo, daría la impresión que en algunos casos unos de los requisitos para obtener este premio Nobel es haber participado en la dirección y organización de un golpe de estado; pues en ocasiones se les entrega a personas que no están promoviendo la paz sino todo lo contrario, dándonos así gato por liebre, dándonos mentiras por verdades. En definitiva, no hay ninguna sorpresa: El premio Nóbel de la Paz entregado al presidente de EEUU fue una decisión tan absurda y ridícula como el hecho de que el propio creador de la distinción, Alfred Nóbel, haya sido un empresario que construyó su inmensa fortuna con la industrialización y el comercio de explosivos utilizados como armas de destrucción masiva en el campo militar.
En el caso de Obama podemos reafirmar que desde su candidatura para presidente siempre dijo que sería más eficiente en la continuación de la santa cruzada contra el "terrorismo" que Bush había iniciado, que había que meterle más soldados a Afganistán, pues este país era la base de Al-Qaeda.
Obama ha continuado en la práctica con las políticas de Bush aunque de boca diga otras cosas, es simplemente un mentiroso más eficiente; tiene el record de contribuciones económicas por parte de las grandes trasnacionales para su campaña electoral, lo cual nos dice mucho; continua con la construcción de las bases militares en Colombia; nos recetó el golpe de estado en Honduras; en la misma semana y antes que le otorgaran el premio Nobel, después de reunirse con su consejo de seguridad declaro que no retiraría tropas de Afganistán y como es del conocimiento público envió más soldados; en el primer año de su gobierno ha roto el record de deportaciones de indocumentados, la gran mayoría latinos, aun por encima del promedio anual de deportaciones de Bush; y ahora está en Libia con su "intervención humanitaria" y cuyo objetivo siempre ha sido la expulsión de Gadafi, como el mismo lo reconoció, y no la protección de civiles (¿cuándo ha estado EEUU interesado en proteger civiles?); dio la orden para asesinar a Bin Laden, y se auto reconoció como un héroe por eso, por lo que se convierte en un criminal confeso; sigue de protector de los torturadores de Guantánamo y de las muchas otras cárceles clandestinas que EEUU tiene alrededor del mundo, aunque de boca diga que EEUU no tortura.
Obama, a como la realidad lo indica, no puede estar por encima del capital trasnacional, sino todo lo contrario, tiene que ser su fiel servidor, para eso lo hicieron presidente. Obama no puede controlar la agresividad del capital, no puede ser entonces un emisario de paz pero si puede ser un excelente demagogo. A Obama le pueden haber otorgado el premio Nobel de la paz, aun en contra de la brutal y sanguinaria realidad de violencia que él representa, pero eso no lo hará ni a él ni al capital trasnacional en voceros de la paz del mundo, y los medios de domesticación podrán hacer grandes esfuerzos para vendernos a Obama como una blanca paloma, pero este señor con mucho esfuerzo solo puede llegar a ser un vulgar buitre carroñero.
En estos tiempos de crisis el sistema hace uso de todo lo que esté a su mano para salir adelante y no le importa quemar a su paso hasta los organismos e instituciones que le dan legitimidad. Con el otorgamiento del premio Nobel de la paz a Obama, el comité noruego lo que hizo fue desprestigiarse y con ello se derrumba también su labor de legitimador del actual orden burgués, lo cual nos indica el alto grado de declive y descomposición del sistema capitalista, y que de nada le servirá su vano intento de darnos sus mentiras viles disfrazadas de verdades celestiales.
Al paso que vamos, un día de estos, la Vilma Núñez secundada por el leguleyo de Carlos Tünnerman, crearan el premio Pinochet de los Derechos Humanos, para entregárselo al golpista de Micheletti y al dirigente de los paramilitares de la mano negra, asesina de Colombia, Álvaro Uribe.
Por Adrian Fonseca