"ANTROPOMORPHOS"
Tambien se puede ver la exposición VIRTUAL en
ANTROPOMORPHOS
“La antropología es la ciencia que estudia los aspectos biológicos del hombre y su comportamiento dentro de un grupo social”.
En 1995 Marc Augé publicó Los No Lugares. Espacios del anonimato, un ensayo antropológico sobre la sociedad contemporánea (Una antropología de la sobremodernidad) en el que se dedican algunas páginas a explicar el método de trabajo del antropólogo, que para obtener conclusiones sobre el grupo objeto del análisis, debe elegir a uno de sus componentes como MUESTRA representativa.
ANTROPOMORPHOS es una exposición inspirada en esta idea, que trata de profundizar en el hecho de que, paradójicamente, al tratar al individuo como espécimen de laboratorio, se le despoja de muchas de sus particularidades humanas (los sentimientos, por ejemplo) conservando sin embargo su FORMA de HUMANO como una de las pocas particularidades, tal vez la única, que ningún investigador le puede arrebatar.
Este trabajo no tiene la pretensión de convertirse en un muestreo antropológico; es más bien un tanteo sobre si es posible encontrar a ese individuo representativo, acotando la búsqueda a un grupo heterogéneo de personas que comparten un mismo espacio público: la playa. Es por tanto un catálogo de individuos que con sus actitudes y posturas corporales configuran el amplio repertorio de circunstancias y relaciones que se dan en este espacio común.
Cada mañana la playa es un lienzo en blanco que poco a poco va llenándose de acontecimientos generados por las personas que acuden allí, y que van perfilando sobre la arena el cuadro impresionista, cotidiano y cambiante de cada día. La playa puede ser entendida tal vez como un ecosistema, un biotipo, un microcosmos, un lugar y un no lugar; es un espacio público en el que tienen lugar simultáneamente lo dramático y lo cómico, los encuentros y las soledades, el erotismo y la ternura, la vulgaridad y la elegancia, el juego y el trabajo, la actividad y el descanso.
Hay personas para las que la playa es su medio de vida: hay vendedores de objetos (bebidas, ropa) y de servicios (masajes), hay trabajadores que la limpian a diario, y otros que la acondicionan cada mañana con hamacas, colchonetas y sombrillas; hay personas pendientes de la seguridad que patrullan permanentemente y otros que se mantienen alerta todo el día para evitar accidentes.
Hay personas que llegan o que se van, a veces cargadas como mulas; otras caminan orilla arriba y orilla abajo, junto a otras personas que marchan en su misma dirección o en la contraria; otras toman el sol, se broncean, descansan, duermen la siesta; otras se ponen a jugar con balones, con palas de madera; los más creativos juegan con la arena realizando construcciones o excavaciones.
Elegir de entre todos ellos al “individuo representativo” debe ser seguramente el primer problema importante con que se enfrenta el antropólogo al abordar el análisis de un grupo social como este porque ese individuo, con sus virtudes y sus defectos, debe convertirse en la imagen que nos devuelve el espejo en el que nos estamos mirando.
Y aunque tal vez no nos guste es posible que al mirar descubramos que nos ha elegido precisamente a nosotros. O tal vez se ha elegido a sí mismo.
Febrero de 2011