El cuerpo de un niño de 19 meses fue rescatado cinco días después del hundimiento del transatlántico y, durante un buen puñado de años, los investigadores estuvieron haciendo todo lo posible por averiguar la identidad del pequeño.
Por Alfred López
Gracias a nuevas pruebas de ADN, ya se ha podido determinar la identidad del pequeño. Se trata de Sidney Leslie Goodwin, el menor de una familia numerosa de Melksham (Inglaterra) que se dirigía a Nueva York a bordo del Titanic para visitar las Cataratas del Niágara .
Pero se ha tardado casi un siglo en determinar la verdadera identidad del pequeño. Tras mucho especular e investigar, se decidió enterrarlo en el cementerio de Fairview, Halifax, (Nueva Escocia) donde también reposan los restos de otras 120 víctimas del hundimiento.
Se colocó una lápida con el siguiente texto:
Erected to the memory of an unknown child whose remains were recovered after the disaster to the "Titanic" April 15th 1912
(Erigido a la memoria de un niño desconocido, cuyos restos fueron recuperados después del desastre del "Titanic" 15 de abril 1912)
(Erigido a la memoria de un niño desconocido, cuyos restos fueron recuperados después del desastre del "Titanic" 15 de abril 1912)
Poco después, se pensó que se trataba del hijo de Alma Palsson, de origen sueco y que también viajaba en el barco. En el bolsillo de Alma se encontraron cuatro pasajes y un testigo aseguró haber visto como un bebé se le "escapaba" de los brazos en el momento del hundimiento. Eso hizo que la mujer fuese enterrada a escasos metros del pequeño.
La investigación siguió adelante y surgió una nueva hipótesis para la identidad del niño.
Se determinó que también se podría tratar de Eugene Rice, de origen irlandés y cuyo cadáver aun no había sido recuperado. Hasta el momento definitivo de la identificación, se decidió no añadir nombre alguno a la lápida del niño desconocido.
Transcurrieron los años, e incluso el siglo cambió de dígito, y la identidad del pequeño seguía siendo todo un misterio.
Hasta la tumba del niño desconocido se acercaban cada año centenares de personas que depositaban flores y peluches.
Unas pruebas de ADN, efectuadas a uno de los minúsculos restos que quedaba del bebé, pudieron determinar que los restos del niño no pertenecía definitivamente al hijo de Alma Palsson ni al pequeño de la familia Rice.
El círculo se iba cerrando. Tan solo quedaban dos posibles candidatos (dos nombres de bebés que viajaron en el transatlántico y que sus cuerpos jamás fueron localizados): Viljami Eino Panula (de origen finlandés) y el inglés Sidney Leslie Goodwin.
El mal estado de los restos analizados (un trozo del brazo de 6 centímetros) no permitía determinar cuál de los dos pequeños era a quien buscaban y los investigadores finalmente concluyeron que el niño era Panula, publicando estos resultados en 2004.
Pero una serie de casualidades hicieron que se enterara del tema Carol Goodwin de 77 años y nieta de la hermana de Frederick Joseph Goodwin, uno de los viajeros del Titanic que falleció en la fatal travesía junto a su esposa y sus seis hijos, el menor de apenas 19 meses. Esta contactó con el equipo que investigaba el caso y tras múltiples y avanzadísimos sistemas de análisis se determinó finalmente que, la identidad del niño desconocido del Titanic, se trataba de Sidney Leslie Goodwin.
A pesar de conocerse el nombre, la lapida del cementerio Fairview seguirá llevando la misma inscripción, en memoria de los cerca de 50 niños que fallecieron en el hundimiento y como representación a todos ellos.
Por Alfred López | Cuaderno de Ciencias – lun, 9 may 2011