
La EOS-1D Mk IV es una cámara de sensor formato APS-H (Factor 1,3x). Se trata de un formato que favorece a los usuarios de teleobjetivos al añadir algo de aumento, sin perjudicar demasiado a los paisajistas y sus ópticas granagulares. Es la sucesora del modelo Mk III, el que quizás fuera el mayor fiasco en la historia de las cámaras réflex Canon. Una cámara que ofrecía una calidad de imagen muy buena, pero cuyo irregular sistema de enfoque automático no estuvo a la altura de lo que se esperaba de ella. La 1D Mk III fue la responsable de una cierta migración de fotógrafos hacia su competidora Nikon D3, invirtiéndose así el proceso de fuga de Nikon a Canon que se venía produciendo desde la introducción de las réflex digitales. El reto para el modelo Mk IV era enorme: hacer olvidar aquellos problemas y detener la migración hacia la competencia.
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Fotografiando pingüinos con la 1D MkIV durante una tempestad de arena en las islas Malvinas. La cámara G10 que tomó esta foto murió al cabo de unos minutos . Canon G10 a ISO 80. Foto © Eulàlia Vicens. |
Primer contacto
Al abrir la caja recién llegada un día antes de mi partida (¡Gracias Fotocasión!), me encontré con una cámara muy renovada, pero que a la vez me era familiar: las EOS-1 mantienen parte de su interfície desde los tiempos de los modelos de película y para un usuario habituado a ello eso es una notable ventaja.
Día nublado, toma de contacto apresurada en casa y primeras conclusiones en relación a mi 1Ds Mk II: la calidad de los archivos es fenomenal, con similar definición, menos ruido a altas sensibilidades y con un rango dinámico notablemente ampliado en las altas luces, mucho menos propensas a la sobrexposición. Y eso sin recurrir a la función “Prioridad tonos altas luces” que rebaja selectivamente el brillo de las zonas más claras de la imagen, adecuada para fotografiar aves con blanco en su plumaje, como luego constataría con los pingüinos y albatros de las Malvinas.
El primer susto me lo dio el sistema de enfoque automático. Aquella misma noche, intentando enfocar en mi casa, el enfoque se perdía sin remedio en condiciones de cierta oscuridad. Algunos usuarios ya expondrían luego este problema en Internet. Al parecer en Canon se había primado la rapidez y exactitud del sistema AF en detrimento de una cierta sensibilidad en condiciones de penumbra. Sin embargo, este comportamiento es un tanto impredecible y no siempre me ha sido posible reproducirlo. En los meses posteriores he enfocado perfectamente bien en diversas ocasiones en situaciones de penumbra, incluso en momentos en que otras cámaras, como la Nikon D300s de un amigo, perdían ya el enfoque.
Es un viaje al rededor del mundo contado en seis páginas.
IMPRESIONANTE!!!
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