13 de junio de 2011

S.O.S Santander en llamas.

Incendio de Santander de 1941
En la madrugada del 15 al 16 de febrero del año 1941, la ciudad española de Santander sufrió una importante catástrofe. Décadas después de la explosión del vapor Cabo Machichaco (1893), Santander sufrió el incendio más demoledor de su historia.

Incendio
Fotografía de Santander tras el incendio
El elemento desencadenante de la catástrofe fue el fuerte viento de dirección sureste que, desde la tarde del día 15 azotó la ciudad, alcanzando momentos de máxima velocidad los 140 kilómetros por hora, acompañado por una depresión atmosférica de gran intensidad. El incendio se inició en la calle Cádiz,en las proximidades de los muelles, y avivado por un fuerte viento Sur, las llamas alcanzaron pronto la Catedral que, por estar situada en la zona más alta, se convirtió en un potente foco difusor del fuego hacia las calles próximas.
Los orígenes del incendio no quedan detallados en la información de la época. Se sabe con casi total certeza que se inició en la calle Cádiz, pero el objeto desencadenante varía según la fuente. Unos aluden a una chimenea del número 20 de esa misma calle, otros un cortocircuito, y algunos textos localizan el origen del incendio en el número 5. A partir de ahí, el fuego se extendió rápidamente al número 15 de Ruamayor, avivado por el fuerte viento Sur.
Desde el eje de la Vieja Puebla (Catedral, Rúa Mayor, Rúa Menor...), el incendio se fue extendiendo hacia las calles de La Ribera, San Francisco, Atarazanas, El Puente, La Blanca y la Plaza Vieja. De esta forma se situó sus límites al Norte, en la cuesta de la Atalaya, y la calle de San José, por el Oeste el fuego se cortó antes de alcanzar Isabel II y la calle del Limón, sin llegar a afectar a la sede del Ayuntamiento, por el Sur se extendió hasta la calle Calderón de la Barca, mientras que por el Este el fuego se detuvo en las primera casas del ensanche. Los límites del fuego coinciden casi totalmente con el espacio amurallado de la villa del siglo XVI.
Durante el día 16 prosigue el incendio, cediendo por el Este pero avanzando en otras zonas de la ciudad. Ese mismo día, y 24 horas después del comienzo del incendio, llegan bomberos de Bilbao, San Sebastián, Palencia, Burgos, Oviedo, Gijón, Avilés y Madrid. Ya en el día 17, la ausencia de viento favorece los trabajos de extinción. Empieza a desaparecer de las calles los muebles y transeúntes sin hogar. Los bomberos penetran en la zona calcinada, y se ahogan los últimos focos en busca el núcleo del incendio.
Durante el día 18 el gobernador Carlos Ruiz García difunde un Boletín Oficial de Información dando instrucciones a la población y aportando datos sobre la magnitud de lo ocurrido. Sobre todo se difundieron consignas, órdenes e instrucciones concretas sobre suministros y distribución de alimentos. Esa misma noche arribó a puerto el crucero Canarias, que aportaria suministros y comida a la población. El cambio del viento en dirección Noroeste y el comienzo de la lluvia ayudó a las labores de los bomberos. Se limpió la atmósfera de la ciudad, pero aumentó considerablemente el riesgo de derrumbamientos. El día 20 el gobernador civil dicta un decreto por el que se obliga a todos los propietarios a reparar los tejados de los edificios y las salidas de humos en un plazo de 48 horas. Se procede a la incautación de las tejeras La Covadonga, Trascueto y Agustín García. Llegan las primeras cocinas de campaña y comienza la distribución de comida caliente entre los damnificados.
Los focos principales del incendio se consiguieron apagar en los 3 primeros días, pero gran parte de las ruinas y edificios destruidos, albergan llamas en su interior en los días posteriores. Tras 15 días desde el comienzo del incendio, se da fin a la catástrofe con el último foco extinguido del incendio, en una casa de la calle Cuesta.

Consecuencias
En general, el fuego afectó a las calles estrechas (salvo la de Atarazanas), con edificios básicamente construidos de madera y con miradores que facilitaron la difusión de las llamas.
El resultado fue la destrucción casi completa de la zona histórica de la ciudad, es decir casi la totalidad del casco antiguo de la ciudad, afectando, sobre todo a la Vieja y Nueva Puebla y a edificios más modernos levantados en su recinto. Desaparecieron fundamentalmente edificios de viviendas en gran parte ocupadas por clases populares. El incendio destruyó la mayor parte de la puebla medieval, el total fueron 37 calles de las más antiguas de la ciudad que ocupaban 14 hectáreas, lo que supuso la desaparición de 400 edificios mayoritariamente destinados a viviendas (2.000 aproximadamente) y comercio.
La zona afectada se caracteriza, además, por constituir el centro de la ciudad, el eje donde estaban emplazados la mayor parte de los establecimientos comerciales del Santander de aquel entonces. Se ha calculado que el incendio destruyó el 90 % de los locales destinados a esta actividad. Hay que tener en cuenta que las calles de La Blanca y San Francisco constituían la base de la vida comercial de la ciudad.
Asimismo, algunos edificios públicos desaparecieron o se vieron afectados en mayor o menor grado. Este es el caso de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, la antigua Casa Consistorial, la iglesia de la Anunciación y el Palacio de Marqués de Villatorre.
Un total de 72.211 bomberos locales, de las provincias limítrofes como Vitoria y Palencia, y de Madrid, participaron en la extinción del fuego durante quince días.
Hubo alrededor de 10.000 damnificados y unas 7.000 personas en paro forzoso. El buque Canarias abasteció a la devastada ciudad de alimentos y de ayuda humana tras la catástrofe. Al tiempo del desastre, se crea el cargo de "Delegado especial del Gobierno para la Reconstrucción de Santander", que se encargó del nuevo espacio y del futuro urbanístico de la ciudad. En el Plan de reconstrucción se abrió la nueva calle de Juan de Herrera, de carácter comercial, que une el Ayuntamiento con Hernán Cortés, respetando la Iglesia de La Compañía, salvada del incendio.
La Catedral de Santander tras el incendio
La Catedral de Santander en la actualidad














Víctimas

El incendio causó una sola víctima, un bombero madrileño, Julián Sánchez García en labores de extinción que falleció en el hospital de Valdecilla tras una leve recuperación. A pesar de eso el daño material fue inmenso, y miles de familias perdieron sus hogares.

 Valoración de los dañosLa valoración material de las pérdidas se cifró oficialmente en 85.312.506 pesetas.
El número de damnificados ascendió a unas 10.000 personas, lo que, teniendo en cuenta que la población de hecho de la ciudad en 1940 era de 101.793 habitantes (INE), supuso que quedasen sin vivienda aproximadamente un 10 % de los santanderinos y un buen porcentaje de ellos perdiese sus negocios y empresas. Cabe destacar que en el año 1941, España estaba en plena posguerra y la situación socio-económica no era muy favorable, por lo que una catástrofe de esta magnitud acrecentó la mala situación por la que pasaba tanto la ciudad como la región.
me lo manda M.D. B........