16 de junio de 2011

El eclipse tiñe la luna de rojo

El cielo no fue el mejor aliado para contemplar el eclipse.

Como ocurrió el pasado 4 de enero, cuando las nubes frustraron el primer eclipse del año -aunque en aquella ocasión se trató de uno parcial de sol- el cielo ha estado muy nuboso en grandes áreas de la península y en los archipiélagos.

Fase final del eclipse visto desde Palma de Mallorca

Agencia EFE

 

Fase central del eclipse viste desde Tenerife

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Secuencia de la fase final del eclipse visto desde Valencia

Agencia EFE
El cielo no ha sido el mejor aliado para contemplar el eclipse total de luna, ya que las nubes han impedido a los miles de científicos y aficionados que se han concentrado en numerosos espacios abiertos del país disfrutar de un espectáculo que no se volverá a repetir hasta el 27 de julio de 2018.
Los más afortunados han sido los ciudadanos que han seguido el eclipse desde el cuadrante noreste -algunos observatorios catalanes han ofrecido las imágenes más nítidas- y en menor medida los que se han reunido en la cima más alta del país, el Teide (Tenerife), aunque las nubes han impedido allí la observación continuada.
Miles de personas han buscado espacios abiertos, como playas, azoteas, miradores o cumbres para observar el fenómeno natural que se produce cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna. En el centro peninsular, las nubes han impedido la observación del eclipse, y lo mismo ha ocurrido en prácticamente toda la mitad noroeste de la península.
En las redes sociales se han sucedido los mensajes de frustración de numerosos ciudadanos que no han podido contemplar el fenómeno, aunque también se han cruzado los de numerosos internautas que sí han disfrutado la observación, la mayor parte de ellos procedentes de Cataluña y de otros puntos del litoral mediterráneo.
Desde el Teide, la imagen se ha transmitido además a través de varias televisiones por internet y de páginas web de fundaciones, de agrupaciones astronómicas y de museos. En su cumbre se han congregado decenas de científicos y de aficionados, llegados desde varias ciudades españolas, que han contemplado además durante el crepúsculo cómo a la alineación perfecta que formaban el Sol, la Tierra y la Luna se sumaba la sombra del volcán.
Durante la retransmisión, los astrónomos que han intervenido han explicado las diferentes fases en que se encontraba el eclipse, han lamentado la interrupción de la observación en algunos momentos a causa de las nubes y han apuntado que se ha tratado de uno de los eclipses más oscuros de los últimos años.
En Valencia, la popular playa de la Malvarrosa ha sido uno de los escenarios elegidos por los aficionados y los científicos para seguir el eclipse, y en Barcelona, la Agrupación Astronómica ASTER ha instalado seis telescopios en el Castillo de Montjuic para que los ciudadanos contemplaran el fenómeno.
También desde Cataluña, el Parque Astronómico del Montsec, en Lérida, ha retransmitido en directo el eclipse desde el Centro de Observación del Universo de Áger, que cuenta con uno de los cielos más limpios de esta comunidad y que ha ofrecido a los internautas una de las imágenes más nítidas de la luna eclipsada.
El punto máximo del eclipse se ha producido en torno a las 22:15 horas (hora peninsular), pero la fase de totalidad ha comenzado casi una hora antes -aunque en ese momento era difícilmente perceptible debido a la claridad que todavía había- y se ha prolongado hasta pasadas las 23:00 horas.
La sombra de la Tierra ha eclipsado la luna, pero en los lugares donde el fenómeno ha sido visible y a través de las diferentes retransmisiones por internet se ha comprobado que el astro no ha llegado a desaparecer por completo, ya que los rayos de sol difuminados a través de las diferentes capas de la atmósfera sí han contribuido a iluminar, aunque muy débilmente, la cara visible de la Luna.
Su aspecto ha sido además ligeramente rojizo, debido, según han explicado varios científicos durante las retransmisiones, a la cantidad de partículas en suspensión provocadas por las emisiones de varios volcanes durante los últimos meses.
El fenómeno ha sido visible en toda Europa, África, Asia y Oceanía, según los datos del Observatorio Astronómico Nacional, que ha recordado que cada año se producen entre cuatro y siete eclipses, incluyendo los de Sol y los de Luna, y que normalmente suelen ir acompañados, de forma que uno se produce transcurrido medio ciclo lunar después del otro.